Existe un hombre mirando el cielo en busca de la señal, aquella que le hará vivir un poco mejor este año. La tierra bajo sus pies
furiosa, encolerizada lanza improperios ardientes.
El hombre traga su propia saliva, única forma de refrescarse.
El sudor que le escurre por el cuerpo es demasiado salado. Beberlo no le pasa por la mente -además de que le daría mas sed, es parte del secreto,ése que decían algunos, el de los viejos, el de que agua atrae mas agua, -ése que otros llaman de las afinidades electivas-, pero el hombre no sabe de esto; simplemente espera.
El azul profundísimo del cielo.
Ni una sola mancha que lo opaque. Ni una sola insinuación de que le han escuchado.
- Bin c’an cutic- murmura para sí.
Guarda el gérmen en su morral colorido.
-Pajel, pajel- se dice.
Bajo el ojo amarillo de C’ahc’al camina llevándose piedras entre los dedos. El hombre permanecerá esperando, pero no lo hará dormido.
En vela ofrece una fórmula, esta vez infalible.
Luces-cruces en todos los puntos clave, santuarios de su pueblo.
En ellos, junto a sus viejos, sus viejas (El Coro) entonarán juntos
otra vez su canto triste.
Su herencia viviente Música y baile.
Y espera por cuatro, cinco meses.
Ni una sola nube.
El hombre una noche recibe en la montaña el aviso.
Ya no espera mas y así solito, se consume de la misma forma que las velas ofrecidas.
Al alba se apaga el fuego.
Ha’al arrasa al atardecer con lo que halla a su paso.
Ya nadie espera, el agua se llevó todo el pueblo.
(El cielo se tornó negro, de un negro cerrado).
2 comments:
cuidado con lo que pides, dicen por ahí
hola sis no puedo accesar mi codigo pero aqui ando checando tu vaina
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