Friday, April 28, 2006

Chan chan chan chan charan chan charan...

I

Prólogo

Para hablar de Cancún me tengo que remontar a ese día...al día en que llegué hace casi cuatro años...a todos los trabajos que he tenido...a toda la gente que he conocido...a mi horror al contemplar la devastación ecológica del manglar, a los arrecifes disminuidos y casi muertos, a las corrientes acuíferas internas -o Cenotes- contaminadas. Pero tal vez no sea necesario. Cuando estuvo el Sup otras voces hablaron de lo mismo, tal vez con más derecho de orgullosamente cancunesenses y dignamente quintanarroenses...pero yo puedo decir otra cosa.
La mía. Lo mío pues, mi palabra que sólo encuentra eco en esta Plus Mental Chaket
Muchas veces he planteado cómo empezar esta historia. Lo hago una y otra vez con la esperanza de poder encontrar la suficiente honestidad para contarla con voz propia y no prestada de las circunstancias que se desarrollaron o de las personas y/o personajes que la habitan. Esta historia es un espiral. Es un eterno retorno. Nunca como cuando entendí esta maravillosa idea de Nietzsche me sentí tan feliz y lo encontré a él tan festivo. Nietszche (When the music is over turn off the lights!) el eterno bufón carcajeándose una y otra vez de la miseria humana, de la pequeñez, de la sórdida normalidad clasemediera, burguesa, aristocrática o pobretona. Demasiado Humana.
Pero este espiral tiene como todos, un punto del que parte, del que podría bien en este caso decirse, "milagrosamente –jah!- todo emerge".
Mientras contemplo el ventilador, en esta casa que no es mía, con todos mis planes guardados en cajas, a más de 5,000 km2, sintiendo el paso del tiempo sobre mí me pregunto cuándo dejaré de ser tan cobarde y tan condescendiente conmigo misma.
Quizás por eso cuando me miro al espejo sonrío pero de manera superficial y sólo encuentro un pobre remedo de mí misma, de mis glorias, de mis dichas, de los años venideros y pasados, de los carnavales de mi juventud.
Pero una no puede vivir en el castigo eterno, en el eterno preguntarse si hubiese sido mejor que una no fuese como es, si se preguntara si sería distinto si Mamá en vez de casarse con Papá se hubiese casado con ese otro hombre de su vida y así evitaríamos ambas la penosa necesidad de comprometernos con la Vida.
N
o. No me evito la pena.
Esa tarde cuando me dirigí a la estación de autobuses, pero sobre todo mucho antes, cuando dejé mi casa como estaba, llena de cosas, de ropa, de fotografías que tanto me gustaban de pinturas hechas por manos conocidas, cuando dejé el piano y las partituras guardadas. Las guardé para siempre, si es que como siempre entendemos el el momento futuro más lejano por el que pasa un instante nuestra fugaz existencia y sobre todo, lo efímero de nuestra conciencia sobre el tiempo.
Ese siempre era mío en relación con todo eso que me pesaba tanto. Ese siempre era definitivo como todo lo demás.
Ni siquiera cogí el libro que me había regalado con tanto cuidado porque, obsesivamente lo había escogido para que cada vez que lo hojeara; sus grabados, las palabras del poeta, sus figuras retóricas tan familiares pensara en él. En lo mucho que me quería.
Así me fui.

Con una maleta llena de cosas inútiles pero queridas. Un pantalón de la India, que ya está viejo, deshilachado, todo morado, Un par de blusas que no le combinan. La mochila que me regaló uno de mis más entrañables hermanos. La que me acompañó en todos mis viajes –ésa que le hacía juego a la camiseta de mis conciertos-. Este no sería la excepción. Un collar rasta con un calendario solar de plata, mismo que compré en un acto de hermandad con un amigo adorado que ya no existe más sobre esta tierra.

Lo que más me dolió fue dejar mis discos. ¡Toda mi música! Tantos años de devoto vicio, pero para poder librarme de mis recuerdos, de mis cadenas emocionales, de mi necesidad de control, era indispensable dejarlos a todos. No despedirme de nadie. No me gusta ese desmadre. No me gusta la posesión porque es contraria a mi espíritu libre incipit an-archae.

Los abrazos, las chelas, los cigarros, los toques, las carcajadas, las pálidas, las erizas, las cocinadas o lavadas de platos, los tokines improvisados, las desveladas cantando, los momentos compartidos, las nuevas y felices noches y días que pasamos juntos, los insomnios de nuestro cine club privado. Todo era como un epílogo.

De cualquier manera mi historia es una historia de amor y de humor. De devoción hacia todos aquellos a quienes considero mis hermanos (as). Mis amigos (as), mis camaradas. Mis forjadores (as). Los (as) cómplices con los que adquirí y perdí mi conciencia y alcancé el éxtasis de la sabiduría -y el hedonismo total-, aunque haya sido un instante, algo apenas visible. Con los que entendí el verdadero significado del amor universal y atemporal y con quienes en la rueda del karma me voy a seguir encontrando por un rato. Roots! Roots! Roots! Las Raíces…Las raíces que siempre me mantienen en el camino…Incipit Zarathustra!!!

II

This is the best part of the trip...This is the trip!!!

A veces me gustaría saber francés o italiano, pero más bien el idioma que quisiera poder aprender y habalr fluído es -además de Tseltal- alemán...pero no creo que esto venga al caso en esta especie de crónica de una lucha anunciada. Me gusta el rock. Me gustan los Doors, las puertas de la percepción, así como me gustan las llaves también...A veces quisiera ser sólo viento o flores, o tierra o pez. Otras quisiera ser película de gelatina de plata escrita con luz y nomás existir en una proyección de cine de pueblo...Luego del incidente de playa y que velamos esa noche nos topamos con la sorpresa de que el Sup quería manejar hasta acá, pero eso ya fue la mera mañana. Como siempre no salimos en el tiempo que teníamos programado pero tampoco nos colgamos tanto. Nomás in zapatist time osea a la hora que tenía que ser, ni un minuto más ni un minuto menos. Y así nos echamos el caminoYo iba divertidísima viendo la cara que ponían todos los que veían al Sup Marcos manejando la camioneta en la que iban.
Entrar a la ciudad como era de esperarse fué un pinche desmadre porque aquí la gente que maneja está bien pendeja y maneja de la chingada -excuse my alvaradenian-. Neto que jamás he visto gente más cafre pa' manejar que acá. Lógicamente íbamos lentísimo, se nos metieron carros, nos enojamos, mentamos madres pero con todo y eso llegamos al Rincón Rupestre...Los karaverons se la pasaron chido porque la neta si los consentimos. Los periodistas se la pasaron de la super chingada porque aquí no tuvieron viada para hacer lo que están acostumbrados a hacer, osea a echar la charola por delante jajaja! y se tuvieron que esperar a acomodarse donde les era indicado. (Atrás de la prensa independiente).
De la reunión con adherentes no sé mucho porque me la pasé en la puerta cuidando que no se colara nadie o que la prensa (vendida) oficial no se pasara de lanza.
En la reunión con simpatizantes sí estuve, pero fué horrible porque me tocó estar arriba junto al tío, nany la hizo de moderador, pero juro que cuando ví a tanta gente me dió pánico escénico...

1 comment:

Anonymous said...

Pienso que a veces nos necesitamos tanto, quisiera que estuvieras aquí, pero entiendo por qué no estás, y me gustaría también correr a ti y construir contigo un pequeño porvenir. Espero que de vez en cuando me veas en tu espejo, yo te veo en el mío muy seguido.

Salud por el filósofo alemán!