Tempranito nos fuimos el César y yo por un café al seven eleven...mi cuerpo gritaba por cafeína así que caminamos unas cuantas cuadras, disfrutamos el amanecer y todavía echamos carrilla con un compa que le pidió la lira a César y se echó una rola. Compramos los periódicos y en uno de ellos, no recuerdo cuál nos calificaban de "personajes misteriosos" y por supuesto, de extranjeros. Uno de los chavos de la UAM Xochimilco traía una de esas cosas que se ponen los palestinos en la cabeza -que la neta no sé cómo se llaman pero agradeceré si alguien me lo hace saber- lo que provocó que dijeran que hasta había árabes malos, árabes malos en la karavana. Lo que me molesta es que ni siquiera se toman la molestia por hacer bien su trabajo, son chambistas de poca monta, mercenario de las guerras, malditos mediocres que nunca pasarán de ser transcriptores de notas mal tomadas. El periodismo bien llevado es maravilloso, es una profesión de gran valía y que muchas veces ha contribuído al cambio en el pensamiento de las sociedades, que las ha ennoblecido. Pero aquí hay puro pinche chacal en los medios. Siempre he estado en contra de esa idea de que las naciones tienen los medios que se merecen y que al pueblo jodido pan y circo como dijo el arrogante del azcárraga, pero que todo lo que se llevó a la boca se lo pagó ese pueblo jodido al que tanto despreciaba. Más bién pienso que se trata de un círculo vicioso de costumbres que se pueden modificar, si se quiere.
Pero bueno, el caso es que salimos como a eso de las ocho y media, por ahí y para nuestra sorpresa el Sup decidió manejar hasta Cancún -se ve que dentro de todo se ha divertido como chamaco haciendo todo eso de las motos y otras cosas-nos vinimos despacito y mucha gente cuando lo veía lo saludaba y apuntaba con su dedo, y decía: es el Sub comandante Marcos".
La entrada de Cancún fué un desmadre otra vez y los taxistas se metían, los de los periódicos nos acosaban y nosotros no sabíamos si irnos despacio o rápido, todo el mundo se estaba poniendo neurótico jejeje...
1 comment:
Me gusta mucho el "formato" de la Otra Campaña, admiro la voluntad de escucha. Considero un acierto que los encuentros no sean masivos y que los asistentes puedan hablar, y que esas voces se vayan recopilando y luego se compartan en otros lugares.
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